domingo, 22 de noviembre de 2009

Ortografía

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viernes, 20 de noviembre de 2009

El guión

Como signo de división de palabras a final de línea

Cuando, por motivos de espacio, se deba dividir una palabra al final de una línea, se utilizará el guion de acuerdo con las siguientes normas:

2.1. El guion no debe separar letras de una misma sílaba; por tanto, el guion de final de línea debe ir colocado detrás de alguna de las sílabas que componen la palabra: te- / léfono, telé- / fono o teléfo- / no. Existe una excepción a esta regla, pues en la división de las palabras compuestas de otras dos, o en aquellas integradas por una palabra y un prefijo, se dan dos posibilidades:
a) Se pueden dividir coincidiendo con el silabeo de la palabra: ma- / linterpretar, hispa- / noamericano, de- / samparo, rein- / tegrar.
b) Se pueden dividir separando sus componentes: mal- / interpretar, hispano- / americano, des- / amparo, re- / integrar. Esta división solo es posible si los dos componentes del compuesto tienen existencia independiente, o si el prefijo sigue funcionando como tal en la lengua moderna; así, serían incorrectas divisiones etimológicas como arz- / obispo, pen- / ínsula o arc- / ángel, puesto que arz-, pen- y arc- no son partículas que hoy puedan considerarse prefijos. Tampoco es posible la división tras el prefijo si la forma a la que aparece unido no es una palabra que pueda funcionar de manera independiente; así, sería incorrecta una división como in- / erme (‘indefenso o sin armas’), puesto que «erme» no quiere decir nada en español.
2.2. Dos o más vocales seguidas nunca se separan al final de renglón, formen diptongo, triptongo o hiato: cau- / sa, y no ca- / usa; come- / ríais, y no comerí- /ais. La única excepción se da si las vocales que van seguidas forman parte de dos elementos distintos de una palabra compuesta: contra- / espionaje, hispano- / americano.
2.3. Cuando la primera sílaba de una palabra es una vocal, no se dejará esta letra sola al final del renglón: amis- / tad, y no a- / mistad. Si la vocal va precedida de una h, sí puede dejarse esta primera sílaba a final de línea: he- / rederos.
2.4. Para dividir con guion de final de línea las palabras que contienen una h intercalada, se actuará como si esta letra muda no existiese, aplicando las mismas reglas que para el resto de las palabras; por lo tanto, no podrán romperse sílabas ni secuencias vocálicas, salvo que se trate de palabras compuestas que cumplan los requisitos expuestos en 2.1b: adhe- / rente (no ad- / herente), inhi- / birse (no in- / hibirse), in- / humano, des- / hielo, co- / habitación; cohi- / bir (no co- / hibir), al- / cohol (no alco- / hol), prohí- / ben (no pro- / híben), vihue- / la (no vi- / huela); ahu- / mar, alha- / raca . Hay una única restricción: en las palabras con hache intercalada no podrá aplicarse ninguna regla general que dé como resultado la presencia, a comienzo de renglón, de combinaciones gráficas extrañas; son, pues, inadmisibles divisiones como desi- / nhibición, de- / shumanizar, clo- / rhidrato, ma- / hleriano, pues, aunque se atienen a la regla de dividir las palabras por alguna de sus sílabas, dejan a principio de línea los grupos consonánticos nh, sh, rh, hl, ajenos al español.
2.5. Cuando la x va seguida de vocal, es indisociable de esta en la escritura, de forma que el guion de final de línea debe colocarse delante de la x: bo- / xeo, Alei- / xandre. Si va seguida de consonante, la x forma sílaba con la vocal precedente: ex- / traño, ex- / ceso.
2.6. En cuanto a la división a final de renglón de grupos de consonantes, debe tenerse en cuenta lo siguiente:
a) Los dígrafos ch, ll y rr no se pueden dividir con guion de final de línea, ya que representan, cada uno de ellos, un solo sonido: ca- / lle, pe- / rro, pena- / cho. La única excepción se da en el caso de que la grafía rr sea el resultado de añadir un elemento compositivo prefijo terminado en -r (ciber-, hiper-, inter-, super-) a una palabra que comienza por esta misma letra; en estos casos sí pueden separarse las dos erres con guion de final de línea: ciber- / revolución, hiper- / realismo, super- / rápido, inter- / racial, y no cibe- / rrevolución, hipe- / rrealismo, inte- / rracial, supe- / rrápido. Por otro lado, al dividir palabras que contienen el dígrafo rr como resultado de añadir un prefijo u otro precomponente terminado en vocal a una palabra que comienza por r- (infrarrojo, Villarreal, vicerrector, etc.), si se desea colocar el guion de final de línea entre los dos elementos del compuesto, debe mantenerse la doble erre a comienzo de renglón, aunque el segundo elemento del compuesto se escriba con una sola erre como palabra independiente: infra- / rrojo, Villa- / rreal, vice- / rrector, y no infra- / rojo, Villa- / real, vice- / rector.
b) Cuando en una palabra aparecen dos consonantes seguidas, iguales o diferentes, generalmente la primera pertenece a la sílaba anterior y la segunda a la sílaba siguiente: con - ten - to, es - pal - da, per - fec - ción. Son excepción los grupos formados por una consonante seguida de l o r, como bl, cl, fl, gl, kl, pl, br, cr, dr, fr, gr, kr, pr, tr, pues siempre inician sílaba y no pueden separarse: de- / clarar, redo- / blar, incum- / plir, su- / primir, con- / trariado. No obstante, cuando las secuencias br y bl surgen por la adición de un prefijo a otra palabra, sí pueden separarse, puesto que cada consonante pertenece a una sílaba distinta: sub- / rayar, ab- / rogar, sub- / lunar.
c) La secuencia de consonantes tl tiende a pronunciarse en sílabas distintas en la mayor parte de la España peninsular y en Puerto Rico: at - las, at - le - ta; en el resto de Hispanoamérica —especialmente en México y en los territorios donde se emplean con cierta frecuencia voces de origen náhuatl, en las que este grupo es inseparable (tla - co - te, cen - zon - tle)—, en Canarias y en algunas áreas españolas peninsulares, ambas consonantes se pronuncian dentro de la misma sílaba: a - tlas, a - tle - ta. Teniendo en cuenta estas diferencias, el grupo tl podrá separarse o no con guion de final de línea dependiendo de si las consonantes que lo componen se articulan en sílabas distintas o dentro de la misma sílaba: at- / leta, atle- / ta.
d) Cuando hay tres consonantes seguidas dentro de una palabra, se reparten entre dos sílabas, teniendo en cuenta la inseparabilidad de los grupos señalados como excepción, que siempre inician sílaba y no pueden separarse, y los grupos formados por las consonantes st, ls, ns, rs, ds, bs, que siempre cierran sílaba y tampoco deben separarse: ist- / mo, sols- / ticio, cons- / trucción, supers- / ticioso, ads- / cripción, abs- / tenerse. Así pues, la tercera consonante que se haya sumado a estos grupos formará parte de la sílaba anterior, en el caso de los grupos de consonante + r o l: con- / glomerado, des- / plazar, con- / fraternizar; o de la posterior, en el caso de los grupos detallados en este apartado: cons- / tante, pers- / picaz.
e) Cuando las consonantes consecutivas son cuatro, las dos primeras pertenecen a la primera sílaba y las otras dos, a la siguiente, y así deben separarse: cons- / treñir, abs- / tracto, ads- / cribir.
2.7. Es preferible no dividir con guion de final de línea las palabras procedentes de otras lenguas, a no ser que se conozcan las reglas vigentes para ello en los idiomas respectivos.
2.8. Las abreviaturas y las siglas no se dividen nunca en renglones diferentes. Solo los acrónimos que se han incorporado al léxico general pueden dividirse con guion de final de línea: lá- / ser, ov- / nis.
2.9. Cuando coincide con el final de línea un guion de los que se usan para formar compuestos, debe repetirse este signo al comienzo de la línea siguiente, para evitar que quien lee considere que la palabra compuesta se escribe sin guion: teórico- / -práctico, crédito- / -vivienda. También es necesaria esta repetición del guion en los usos estilísticos que hemos reseñado en el párrafo 1.3. Por el contrario, de esta norma deben excluirse los nombres y apellidos compuestos, ya que, en ese caso, la mayúscula inicial del segundo componente indica de forma suficiente que el guion no es meramente indicativo de final de línea, al no existir en español la posibilidad de insertar letras mayúsculas dentro de una palabra: Calvo- / Sotelo no podría interpretarse más que como la partición de Calvo-Sotelo, y nunca de *CalvoSotelo.

martes, 17 de noviembre de 2009

Las mayúsculas

Mayúsculas.
La escritura normal utiliza habitualmente las letras minúsculas, si bien, por distintos motivos, pueden escribirse enteramente con mayúsculas palabras, frases e incluso textos enteros; pero lo usual es que las mayúsculas se utilicen solo en posición inicial de palabra, y su aparición está condicionada por distintos factores.
Cuestiones formales generales:
-. El empleo de la mayúscula no exime de poner la tilde cuando así lo exijan las reglas de acentuación.
-. Cuando los dígrafos ch, gu, ll y qu se emplean en mayúscula al inicio de una palabra escrita con minúsculas, solo adopta forma de mayúscula el primero de sus componentes: Chillida, Guinea, Llerena, Quevedo
- La forma mayúscula de las letras i y j carece del punto que llevan en su grafía minúscula: Inés, Javier.
- Se escriben enteramente en mayúscula las siglas y algunos acrónimos: ISBN, OTI, ONG. Se escriben en minúscula, en cambio, los acrónimos que el uso ha convertido en sustantivos comunes: láser, radar, uvi. Cuando los acrónimos son nombres propios y tienen más de cuatro letras, solo se escribe en mayúscula la inicial: Unicef, Unesco.
- En textos jurídicos y administrativos —decretos, sentencias, bandos, edictos, certificados o instancias—, el verbo o verbos que presentan el objetivo fundamental del documento: CERTIFICA, EXPONE, SOLICITA.
- Los textos de los carteles de aviso, para asegurar su visibilidad: SE RUEGA NO FUMAR; PROHIBIDO EL PASO.
Uso de mayúscula inicial exigido por la puntuación.
De acuerdo con la posición que la palabra ocupe en el escrito, la puntuación exige su escritura con mayúscula inicial en los casos siguientes:
- Si se trata de la primera palabra de un escrito o va después de punto: Hoy no iré. Mañana puede que sí.
- Si sigue a los puntos suspensivos, cuando estos cierran un enunciado: Compramos mariscos, solomillos, vino... La cena resultó un éxito.
Pero si los puntos suspensivos no cierran el enunciado, sino que este continúa tras ellos, la palabra que los sigue se escribe con inicial minúscula: Estoy pensando que... aceptaré; en esta ocasión debo arriesgarme.
- Después de los dos puntos, debe comenzarse el texto con inicial mayúscula en los casos siguientes:
a) Tras los dos puntos que siguen a la fórmula de encabezamiento o saludo de una carta: Muy señor mío: / Le agradeceré...
b) Tras los dos puntos que siguen al verbo fundamental de un documento jurídico-administrativo: CERTIFICA: / Que D. José Álvarez García ha seguido el Curso de Técnicas Audiovisuales...
c) Tras los dos puntos que anuncian la reproducción de una cita o palabras textuales: Pedro dijo: «No volveré hasta las nueve».
En frases interrogativas y exclamativas existen dos posibilidades:
1. Si la pregunta o la exclamación constituyen la totalidad del enunciado, y sus signos de cierre equivalen a un punto, la primera palabra de la pregunta o la exclamación se escribe con inicial mayúscula, así como la palabra que inicia la oración siguiente:
¿En qué año nació tu abuelo? Si no me equivoco, tenía la misma edad que el mío.
¡Qué miedo pasamos ayer! Se nos hizo de noche mientras bajábamos de la montaña.
2. Si la pregunta o la exclamación constituyen solo una parte del enunciado, pueden darse dos casos:
a) La pregunta o la exclamación inician el enunciado. En este caso, la primera palabra que sigue a los signos de apertura (¿ ¡) se escribe con mayúscula y la que sigue a los signos de cierre (? !) se escribe con minúscula: ¿Qué sorpresas me deparará este día?, me pregunto ante el espejo cada mañana. Esto ocurre también cuando se suceden varias preguntas o exclamaciones breves que pueden ser consideradas un único enunciado y separarse con signos de coma o de punto y coma: ¿Cómo te llamas?, ¿en qué trabajas?, ¿dónde naciste?
b) La pregunta o la exclamación no están colocadas al comienzo del enunciado, sino que siguen a otra palabra o palabras que también forman parte de este. En ese caso, la primera palabra de la pregunta o de la exclamación (la que sigue a los signos de apertura) se escribe con minúscula:
Natalia, ¿puedes ayudarme?
Pero ¡qué alegría tan grande verte por aquí!
- Los nombres propios de persona, animal y cosa singularizada: Beatriz, Platero, Tizona (espada del Cid).
- Los nombres de divinidades: Dios, Jehová, Alá, Afrodita, Júpiter, Amón.
- Los apellidos: Jiménez, García, Mendoza. Si un apellido español comienza por preposición, o por preposición y artículo, estos se escriben con minúscula cuando acompañan al nombre de pila (Juan de Ávalos, Pedro de la Calle); pero si se omite el nombre de pila, la preposición debe escribirse con mayúscula (señor De Ávalos, De la Calle). Si el apellido no lleva preposición, sino solamente artículo, este se escribe siempre con mayúscula, independientemente de que se anteponga o no el nombre de pila (Antonio La Orden, señor La Orden). También se escriben con mayúscula los nombres de las dinastías derivados de un apellido: los Borbones, los Austrias, salvo que se utilicen como adjetivos, caso en el que se escriben con minúscula: los reyes borbones. Por otra parte, deben conservar la mayúscula los apellidos de autores (a veces acompañados también del nombre de pila) cuando designan sus obras: «Incendiaron la iglesia, y con ella las tres joyas pictóricas —un Goya [...], un Bayeu [...] y un José del Castillo» (Laín Descargo [Esp. 1976]).
- Los sobrenombres, apodos y seudónimos: Manuel Benítez, el Cordobés; José Nemesio, alias el Chino; Alfonso X el Sabio; el Libertador; el Greco; el Pobrecito Hablador (seudónimo del escritor Mariano José de Larra). El artículo que antecede a los seudónimos, apodos y sobrenombres, tanto si estos acompañan al nombre propio como si lo sustituyen, debe escribirse con minúscula: Ayer el Cordobés realizó una estupenda faena; por lo tanto, si el artículo va precedido de las preposiciones a o de, forma con ellas las contracciones al y del : Me gusta mucho este cuadro del Greco (no de El Greco); El pueblo llano adoraba al Tempranillo (no a El Tempranillo).
-. Los nombres comunes que, por antonomasia, se utilizan para designar a una persona en lugar del nombre propio: el Mantuano (por Virgilio), el Sabio (por Salomón), el Magnánimo (por el rey Alfonso V), así como los que se refieren, también por antonomasia, a Dios, a Jesucristo o a la Virgen: el Creador, el Todopoderoso, el Mesías, el Salvador, la Purísima, la Inmaculada.
-. Los nombres abstractos personificados, utilizados alegóricamente: la Muerte, la Esperanza, el Mal.
- Los nombres propios geográficos (continentes, países, ciudades, comarcas, mares, ríos, etc.): Estas antonomasias están lógicamente limitadas en su uso a la comunidad de hablantes que comparten una misma geografía, para los que la identificación de la referencia es inequívoca,, entre los españoles, con la Península (por el territorio peninsular español) o el Estrecho (por el estrecho de Gibraltar). El hecho de escribir Península Ibérica con mayúsculas se debe a que con esta expresión nos referimos a una entidad de carácter histórico-político, y no a un mero accidente geográfico.
- Los nombres de galaxias, constelaciones, estrellas, planetas y satélites: la Vía Láctea, la Osa Mayor, la Estrella Polar, Venus, Ganimedes. Las palabras Sol y Luna solo suelen escribirse con mayúscula inicial en textos científicos de temática astronómica, en los que designan los respectivos astros: pero, excepto en este tipo de textos, se escriben normalmente con minúscula: El sol lucía esplendoroso esa mañana; Entra mucho sol por la ventana; Negros nubarrones ocultaron la luna por completo; Me pongo muy nervioso cuando hay luna llena. La palabra tierra se escribe con mayúscula cuando designa el planeta
- Los nombres de los signos del Zodiaco.
-. Los nombres de los cuatro puntos cardinales (Norte, Sur, Este, Oeste) y de los puntos del horizonte (Noroeste, Sudeste, etc.), . También se escriben con mayúsculas los casos de Polo Norte y Polo Sur.
-. Los sustantivos y adjetivos que componen el nombre de entidades, organismos, departamentos o divisiones administrativas, edificios, monumentos, establecimientos públicos, partidos políticos, etc.: el Ministerio de Hacienda, la Casa Rosada,
-. Los nombres de los libros sagrados y sus designaciones antonomásticas: la Biblia, el Corán, el Avesta, el Talmud, la(s) Sagrada(s) Escritura(s). También los nombres de los libros de la Biblia: Génesis, Levítico, Libro de los Reyes, Hechos de los Apóstoles.
-. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de publicaciones periódicas o de colecciones: La Vanguardia, Nueva Revista de Filología Hispánica, Biblioteca de Autores Españoles.
-. La primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas de radio o televisión, etc.); el resto de las palabras que lo componen, salvo que se trate de nombres propios, deben escribirse con minúscula: , La vida es sueño, La lección de anatomía, El galo moribundo,
-. Los nombres de festividades religiosas o civiles: Epifanía, Pentecostés, Navidad, Corpus, Día de la Constitución, Año Nuevo, Feria de Abril.
-. Las advocaciones de la Virgen: la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Rocío. También las celebraciones o festividades a ellas dedicadas: el Rocío, el Pilar.
-. Los nombres de órdenes religiosas: el Carmelo, el Temple, la Merced. También se escribe con mayúscula la palabra Orden cuando acompaña al nombre propio: la Orden del Temple.
-. Los nombres de marcas comerciales
-. Las palabras que forman parte de la denominación oficial de premios,
-. Los sustantivos y adjetivos que forman el nombre de disciplinas científicas, cuando nos referimos a ellas como materias de estudio, y especialmente en contextos académicos (nombres de asignaturas, cátedras, facultades, etc.) o curriculares: Soy licenciado en Lengua; Me he matriculado en Arquitectura; El profesor de Cálculo Numérico es extraordinario. Fuera de los contextos antes señalados, se utiliza la minúscula: La medicina ha experimentado grandes avances en los últimos años;
-. La primera palabra del nombre latino de las especies vegetales y animales: Pimpinella anisum, -. Los nombres de edades y épocas históricas, cómputos cronológicos, acontecimientos históricos y movimientos religiosos, políticos o culturales: la Edad de los Metales, la Antigüedad,El adjetivo especificador que acompaña, en estos casos, a los sustantivos Revolución e Imperio se escribe con minúscula: la Revolución francesa, el Imperio romano.
- Determinados nombres comunes cuando, por antonomasia, designan una sola de las realidades de su misma clase: el Diluvio (referido al diluvio bíblico), la Reconquista (referida a la de los territorios ocupados por los musulmanes, llevada a cabo por los reinos cristianos peninsulares durante la Edad Media),
- Los nombres de conceptos religiosos como el Paraíso, el Infierno, el Purgatorio, etc., siempre que se usen en su sentido religioso originario, y no en usos derivados o metafóricos, pues, en ese caso, se escriben con minúscula: Aquella isla era un paraíso; La noche pasada fue un infierno.
-. En textos religiosos, suelen escribirse con mayúscula, en señal de respeto, los pronombres personales Tú, Ti, Sí, Vos, Él, Ella, referidos a Dios o a la Virgen.
Otros usos de las mayúsculas.
-Se escriben con mayúsculas los números romanos,algunas abreviaturas y algunos símbolos .
6. Casos en que no debe usarse la mayúscula inicial.
Se escriben con minúscula inicial, salvo que la mayúscula venga exigida por la puntuación , las palabras siguientes:
1. Los nombres de los días de la semana, de los meses y de las estaciones del año: lunes, abril, verano. Solo se escriben con mayúscula cuando forman parte de fechas históricas, festividades o nombres propios: Primero de Mayo, Primavera de Praga, Viernes Santo, Hospital Doce de Octubre.
Estracto del Diccionario panhispánico de dudas ©2005Real Academia Española © Todos los derechos reservados.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Leísmo

Los pronombres le, les proceden, respectivamente, de las formas latinas de dativo illi, illis.

El dativo es el caso de la declinación latina en el que se expresaba el complemento indirecto. Por ello, la norma culta del español estándar establece el uso de estas formas : «Conocí a un cirujano plástico a quien le conté mi problema»

Por tanto, son casos de leísmo usos como los siguientes, en los que le funciona como complemento directo: «Era Huayna Cápac, según dicen muchos indios que le vieron y conocieron, de no muy gran cuerpo»

El leísmo surge en Castilla en la Edad Media. El leísmo se documenta desde los primeros textos medievales castellanos. No obstante, en el siglo XIII, época de la reconquista de casi toda Andalucía, este fenómeno no se hallaba lo suficientemente extendido como para instalarse en la norma andaluza y, por consiguiente, tampoco caló en el español atlántico (Canarias e Hispanoamérica).
Así pues, y en líneas muy generales, suelen distinguirse dos zonas: una marcadamente leísta, que abarca el área central y noroccidental de Castilla —junto con focos aislados en ciertos países hispanoamericanos— y otra no leísta, que abarca la mayor parte del mundo hispánico.

Los verbos llamados de «afección psíquica» como afectar, asustar, asombrar, convencer, divertir, impresionar, molestar, ofender, perjudicar, preocupar, etc. dependiendo de distintos factores, admiten el uso de los pronombres de acusativo —lo(s), la(s)— y de los pronombres de dativo —le(s)—. a) A mi madre la asombro cuando como mucho b) A mi madre le asombra mi apetito

Con sujetos animados puede darse también esta alternancia, dependiendo de si la acción denotada por el verbo es realizada voluntariamente o no por el sujeto: Su padre, que se había disfrazado, lo asustó (le dio un susto a propósito) / Su padre, que se había disfrazado, le asustó (el susto es involuntario; lo causa el hecho de ir disfrazado).

Los llamados «verbos de influencia» —los que expresan acciones que tienen como objetivo influir en una persona para que realice una determinada acción, como autorizar, ordenar, invitar (‘animar’), permitir, exhortar, etc.—, forman parte de la siguiente estructura: «verbo de influencia + complemento de persona + verbo subordinado, en infinitivo o precedido de que, o un nombre de acción»: Le ordené ejecutar la sentencia / Le ordené que ejecutara la sentencia / Le ordené la ejecución de la sentencia.
El complemento de persona es indirecto con los verbos permitir, prohibir, proponer, impedir, mandar y ordenar: «Esa experiencia le permitió vivir a su manera»

Por el contrario, el complemento de persona es directo con los verbos de influencia que llevan, además, un complemento de régimen, esto es, un complemento precedido de preposición, como obligar a, invitar a, convencer de, incitar a, animar a, forzar a, autorizar a, etc.:

Cuando los «verbos de percepción» ver y oír se construyen con un complemento de persona y una oración de infinitivo en función de complemento predicativo, el complemento de persona es directo: «Lo vimos subirse a un taxi» No obstante, cuando el infinitivo es un verbo transitivo que lleva a su vez un complemento directo, no es raro usar los pronombres de dativo le, les para representar el complemento de persona: «Yo también le oí decir eso»

Otro caso de leísmo generalizado en todo el mundo hispánico es el llamado «leísmo de cortesía». Se trata del uso de le(s) en función de complemento directo cuando el referente es un interlocutor al que se trata de usted. «Que Dios le acompañe y le proteja. Yo aquí le espero»

domingo, 1 de noviembre de 2009

La arroba @

En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía.
Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas).
Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas.
A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros.
Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas.
Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos.
Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y ciudadanas, etc.; ), ha comenzado a usarse en carteles y circulares el símbolo de la arroba @ como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o.
Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo.